Objetivo del programa de acogida.
Todos los menores invitados son niños y niñas de edad entre 7 y 17 años, ucranianos, residentes en zonas cercanas a la central, con escasos recursos económicos y que desde el punto de vista sanitario, su único problema es la alta concentración de radioactividad en sus cuerpos.
Son menores previamente propuestos por nuestras asociaciones colaboradoras en Ucrania, tales como, “Organización social benéfica para niños huérfanos y familias numerosas de la región de Irpen JUNTOS POR LA VIDA” y la asociación “Organización social benéfica de la región de Ivankiv MADRES DE LOS NIÑOS DE CHERNOBIL”. No obstante, la selección definitiva de los niños que nos visitarían este 2010 se realizó por nuestra junta directiva, en función tanto de las necesidades de los menores ucranianos observadas y valoradas por un grupo de colaboradores de nuestra asociación.
Organización del viaje.
Los niños se desplazaron al aeropuerto de Borispol en distintos autobuses, procedentes de Irpen y de Ivankiv el día 26 de junio.
El avión despegó de Kiev a las 12:55h llegando a París a las 15:10h tal y como estaba previsto, durante el vuelo pudieron disfrutar de una comida ofrecida por la compañía aérea. El siguiente avión salió de París a las 18:25h rumbo a Bilbao en el que la compañía les ofreció una merienda. La llegada se produjo a las 20:05h sin ningún tipo de incidente.
El avión de vuelta despegó de Bilbao él día 28 de agosto a las 7:40h y aterrizó en París a las 9:20h, en dicho vuelo se les ofreció un desayuno. El viaje París – Kiev fue de 12:35 h a 16:40h, en este caso la compañía les ofreció una comida.
Los menores fueron acompañados en todo momento por Valeiya Chmyr como monitora titular del grupo y sus dos ayudantes Alena Predko, Volodymyr Kozlov y Oleksandra Prysyazhna.
Además de no producirse ningún tipo de inconveniente tanto en el viaje de ida como en el de vuelta, queremos agradecer enormemente a la compañía aérea la posibilidad que nos brindó de poder aumentar el peso en los equipajes de vuelta, ya que esto ha supuesto poder incluir artículos de primera necesidad para estos niños y niñas y sus familias.
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Coordinación de la estancia.
Las familias de acogida son todas residentes en la provincia de Vizcaya. Todas ellas se comprometen al alojamiento, manutención, asistencia sanitaria y atención integra del menor, así como a entregarlo a los responsables de la entidad promotora de la acogida en la fecha prevista para el regreso a su país, sin que suponga ningún gasto al erario público. Asimismo se comprometen a permitir que las monitoras que vienen acompañando a los niños, establezcan contacto periódico con los menores, y a avisarlas ante cualquier problema que pudiera surgir con el menor. Igualmente se comprometen a no iniciar expediente de adopción o acogimiento por estudios del menor durante su período de estancia en España.
Valeria Cmyr, como monitora titular del grupo se responsabilizó de estar en contacto periódico con todas y cada una de las familias de acogida, comprobando que las relaciones del menor con su familia de acogida, transcurrían dentro de la normalidad deseada. Alena Predko, Volodymyr Kozlov y Oleksandra Prysyazhna se encargaron de modo totalmente altruista, de vigilar por la seguridad de los menores y controlar cualquier tipo de imprevisto que pudiera haber surgido a lo largo de los viajes.
Queremos dejar constancia nuevamente que durante todo el periodo de acogida no surgió ningún inconveniente, por lo que el desarrollo del programa transcurrió con total normalidad y cumpliendo todas nuestras expectativas.
Actividades durante la estancia. Bosque pintado de ibarrola y Valle de Oma.
Este año la asociación, quería que los niños y las niñas conocieran un rincón diferente al resto de nuestra geografía como es el bosque pintado de Oma, donde además de adentrarnos en un valle de extraordinaria belleza y restos de los caseríos olvidados, íbamos a descubrir la montaña y alcanzar un pinar donde los árboles hablan. Ellos nos han enseñado toda la magia y el misterio que puede haber en sus troncos multicolores.
La cita fue el 3 de julio, un sábado que salió lluvioso pero con bastante calor, por lo que no desanimó a nadie para empezar el recorrido que teníamos por delante.
El camino fue más largo y más empinado de lo que nos esperábamos aunque disfrutamos del bonito paisaje e incluso de los animales que fuimos encontrando por el camino.
La sorpresa llegó cuando empezaron a aparecer los árboles pintados que nos miraban y nos hacían guiños para encontrar sus figuras y seguir buscando todos sus colores.
Después de aprovechar a tomar un amaiketako y jugar un buen rato en ese sitio sorprendente, la vuelta por el valle de Oma fue mucho más relajada y llegamos al punto de partida, las cuevas de Santimamiñe, donde les contamos un poco la historia del lugar.
Comimos todos juntos al lado del parque rústico del restaurante Lezika y repartimos ropa y algunos regalos que se habían conseguido para los menores de diferentes colaboradores, a los cuales les agradecemos su inestimable ayuda.
Cuando ya los niños y las niñas se cansaron de jugar, nos despedimos deseando a cada familia que tuvieran un buen verano y disfrutaran en el sitio elegido de vacaciones.
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Valoración del programa.
Como en años anteriores y a pesar de la crisis en la que estamos inmersos en estos momentos, las familias acogedoras de este verano 2010, no tienen ninguna duda de la magnífica experiencia que ha resultado al tener en su hogar un niñ@ afectad@ por la radiación de Chernóbil.
El viaje, lo mismo el de ida que el de vuelta, se ha desarrollado sin ningún tipo de problema, gracias por una parte a viajes Halcón que nos organiza los viajes de la manera más asequible posible y por la otra a la monitora ucraniana, Valeria, y a los ayudantes Olena, Volodymyr y Alexandra que habiendo sido niños de acogida en su momento son ahora mayores de edad pero continúan colaborando con este programa que tanto bien les reporta a todos los menores incluidos en él.
Durante la estancia, no ha habido ningún problema de importancia y los menores han disfrutado de unas vacaciones como solo ellos saben disfrutar “a tope”. Al marchar, muchos besos, unas cuantas lágrimas y la felicidad de saber que el año que viene nos volveremos a ver y podremos disfrutar de su presencia.